Entrevista virtual con Irene Vasco... de conjuros, sortilegios y otras historias

Entrevista virtual con Irene Vasco... de conjuros, sortilegios y otras historias

Irene Vasco se levanta, deja atrás sus tibias cobijas; abre un extraño libro exactamente en la mitad: lo amarra a sus espaldas y el libro comienza a aletear; abre de par en par sus ventanas y sale volando por las montañas de Colombia. En una bolsita, Irene carga letras de colores como semillas que deja caer y que al caer, explotan como flores y naranjas. Los niños la esperan por que saben que trae historias de gatos, de conjuros y sortilegios.

Hoy tenemos el honor de conversar con Irene Vasco, escritora de libros para chicos, artista de la palabra, promotora de libros, tallerista, traductora, bibliotecaria… las palabras se nos quedan cortas para describir la importante labor de Irene.

Lizardo Carvajal: En cientos de ilustraciones los libros aparecen como máquinas voladoras, pájaros o alfombras mágicas. ¿Por qué crees que existe esa relación entre el libro y el vuelo?

Irene Vasco: Yo creo que el hombre siempre ha soñado con volar. No solo en los libros, también en la tradición. Recuerda desde los griegos a Ícaro, el Olimpo, los Dioses. Nuestras comunidades indígenas, en las cosmogonías siempre hay seres voladores. Los seres del mundo de arriba, del medio y de abajo tratando de comunicarse.

Justo en este momento estoy leyendo un libro de Paul Auster donde un niño tiene que aprender a volar. No es exclusivo de la literatura infantil. Incluso, los superhéroes, si no volaban, no tenían todas sus cualidades de superhéroes. Entonces, es un sueño del hombre presente también en la literatura infantil, como todos los sueños del hombre.

LC: Háblanos de la niña Irene y qué cuentos acunaron tu infancia…

Irene Vasco: La niña Irene fue la peor estudiante que puede haber tenido cualquier colegio. Yo trabajo actualmente en educación; los profesores me hacen preguntas: “¿qué hago con el niño tal? ¿Qué hago con el niño que no pone atención?” Y yo no tengo respuesta por que yo no entendía nada en la escuela. Hacía las tareas de cualquier manera solo por presentarlas de cualquier manera en un papel, un cuaderno. Pero sin tener ni idea qué estaba haciendo.

En cambio en mi casa habían muchos libros. Mi mamá es artista, mi mamá es cantante. Cuando yo era niña ella hacía programas de televisión para niños. Fueron de los primeros programas. Yo nací y al poco tiempo nació la televisión en Colombia. Y desde chiquita en mi casa siempre tuve relación con compositores, con músicos que hacían parte del inventario permanente de mi casa. Iba a los estudios de televisión; ayudaba a escribir cuentos desde muy chiquita. Mi mamá me decía “ven y escribamos una canción”. Y todo era siempre muy rápido. Los programas eran en vivo, dos veces a la semana. En el programa mi mamá hacía concursos de pintura y las editoriales les regalaban colecciones de libros para entregarle a los niños ganadores. Durante semanas esas colecciones maravillosas estaban en la sala de mi casa y yo tenía acceso a eso. Mi abuela era narradora, mi papá también era narrador. Es decir, mi infancia fue muy rica en literatura.

LC: Si te encuentras a Alicia, la del país de las maravillas, y ella te pregunta… ¿Para qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», ¿qué le respondes?

Irene Vasco: Para leerlos y llenarlos de dibujos y diálogos. El libro tiene imágenes propias en las palabras. La poesía es imagen, la literatura es imagen.

 

LC: La literatura infantil, ¿enseña o solo divierte?

Irene Vasco: La literatura tiene que emocionar. La literatura, cargada de mensajes, pierde su carácter de literatura y se convierte en un material de lección. La literatura debe permitir que el lector saque sus propias conclusiones, haga sus propias lecturas, tenga distintos niveles de interpretación. Cuando hay un mensaje claro, directo pierde ese carácter de obra de arte en la que cada uno puede interpretar; se vuelve una lección de alguien que quiere transmitir su valor, pero que no es un valor universal. No tiene que ser un valor universal. Puede ser un valor para algunos, pero ¿por qué mi valor va a ser el valor de todo mundo? Para mí la literatura es sacramente limpia en cuanto a transmisión de lecciones.

LC: Irene tiene un trabajo precioso de promoción de lectura en comunidades distantes, difíciles de acceder, llegando a poblaciones colombianas normalmente invisibilizadas ¿Qué siente Irene Vasco, qué le pasa en el corazón (o en el estómago) cuando llega a contar historias en esos lugares?

IV: Yo nunca hago una diferencia entre un lugar y otro. Donde exista quien me escuche, allí estoy siempre disponible con los libros y las palabras; las emociones de la literatura, en el lugar que sea. A mí me dicen: “¿y usted no le da miedo ir a tales lugares?” yo les digo no, para mí todo es Colombia y todos somos colombianos. Todos somos personas. Es un auditorio al que yo me voy a dirigir con la literatura y eso no cambia nada, son personas. Que el sitio sea más bonito… pues generalmente lo es, por que el aire es más limpio con vistas distintas. La literatura conmueve por igual en un lado o en el otro.

LC: Irene, poseedora de una obra cargada de ternura y amor por los chicos, también le ha escrito a la difícil realidad colombiana. Ha tocado temas como el secuestro, el desplazamiento y la violencia en obras como “Paso a Paso” y “Mambrú perdió la guerra. Cuéntanos, ¿cómo fue escribirle a los niños acerca de estos temas?

Irene Vasco: Así como he escrito libros muy divertidos y muy ligeros de la vida familiar, de la escuela, las bromas entre hermanos, escribir sobre esos otros temas es lo mismo: es encontrar una historia que me toque el interior. A mí siempre me dicen por ahí “ay, usted debería escribir esta historia” sí, pero es que esa es “su” historia y a mi no me ha tocado, mi piel no ha sentido nada con esa historia, tiene que contarla usted. Las historias que a mí me atraviesan las tengo que contar, sean alegres o sean dramáticas, como los libros que mencionaste. Y en mis recorridos por Colombia me he encontrado con historias muy dolorosas que me han tocado y la única manera de liberarme de ellas es escribiéndolas.

LC: Irene también ha escrito libros informativos para chicos. (me refiero a los libros: “Pedro Nel Gómez, mitos, minas y montañas”, “Alejandro López, a la medida de lo imposible”, “Un mundo del tamaño de Fernando Botero”, “La casa donde vive el arte”, “Lugares fantásticos de Colombia” y “Ciudades históricas de Colombia”). Cuéntanos, ¿cuál es el papel de un libro informativo en la literatura infantil y juvenil?, ¿por qué tu apuesta de dar a conocer a Colombia desde ellos?

Irene Vasco: Para mí una de las cosas más dramáticas de la escuela en Colombia es la falta de transmisión sobre el país, un país que no conocemos. Para mí fue terrible descubrir ya de adulta, cuando mis hijos eran adolescentes, que yo no podía contarles nada sobre mi país por que no lo conocía, por que la escuela no me lo había transmitido. Y ahora, recomiendo a las escuelas de todo el país, desde los colegios urbanos más elegantes hasta las escuelas más remotas en la selva y en las montañas, la transmisión sobre lo que es Colombia. No se puede crear un proyecto de país, de unión nacional, de armonía, de trabajo común, por un país desconocido.

Ese descubrimiento me obligó a leer y a encontrar fuentes. Mejor, a confrontar fuentes, porque la historia está contada de tantas maneras tan manipuladas, tan irreales que para encontrar un “hilito” que se parezca a lo que realmente fue, hay que leer muchísimo y verificar por muchas partes, consultar con muchas personas. Yo no garantizo que nada sea tal y como ocurrió, pero es lo más cercano, según las personas que estuvieron cerca de mí y según mis libros, a los acontecimientos.

Eso es algo que me impresiona: los historiadores no escriben para los niños. Yo, que no sé nada y no soy historiadora, soy la que tengo que escribir para los niños para que ellos conozcan a su país. eso es una paradoja. Y los historiadores no escriben para chicos porque no tienen el lenguaje ni tienen el acercamiento. Eso también es natural. Escribir para los niños requiere de unas sensibilidades, una voz entrenada y yo la tengo desde niña. Para mí es lo natural.

Yo creo que cada vez hay más desarrollo en este género. Por fortuna las editoriales se preocupan por hacer libros de calidad, de contenido muy rico, con ilustraciones de calidad. Es un trabajo muy difícil y muy dedicado. Mucho más difícil que publicar novelas para jóvenes, por que es delicado, es “información”, no es creación y ficción según el aire del autor.

LC: En la banda sonora de mi infancia está Jairo Ojeda; “chontaduro maduro”, “la sombra”, “se cayó la luna”, canciones que me acompañaron de niño como a tantos niños de Colombia. Cuéntanos, cómo conociste a Jairo y también un poco del proyecto de la imprenta.

Irene Vasco: Jairo es parte de mi familia desde que él era muy joven y yo también era muy joven. Yo no vivía en Colombia y mi mamá que es música, trabajaba con ese joven compositor; hacían conciertos didácticos. Estoy hablando de hace cuarenta años y él llegaba a visitarme a Venezuela, a Maracaibo donde yo vivía con mis niños, con unos cassettes maravillosos. María del Sol, mi hija que ahora escribe y hace música para niños, decía “yo soy esa niña que canta”. Y me integré a todo ese medio.

Jairo, además de ser el padre de la música infantil en Colombia, lleva cuarenta años inventándose la imprenta de Gutenberg, pero tal que sea una herramienta útil en las escuelas, sobretodo en las escuelas rurales en donde hay tantas historias que no están puestas en palabras escritas. Para que los niños puedan transmitir sus voces, para que puedan transcribir sus historias, para que las comunidades puedan hacer sus libros en lenguas propias. Pero no solamente las comunidades rurales, en las urbanas hemos trabajado muchísimo, sobretodo en programas para personas que han sido desplazadas, en centros comunitarios, para que la palabra escrita esté viva.

LC: Cuéntanos sobre tu percepción de la literatura infantil y juvenil en el ámbito colombiano, en el ámbito latinoamericano.

Irene Vasco: Hace unos veinticinco o treinta años, cuando abría la Librería Espantapájaros, la literatura infantil latinoamericana ocupaba un rinconcito de la librería y era prácticamente toda ocupada por las maravillosas colecciones de esa época de Alfaguara, Anaya, SM, todas con autores europeos y norteamericanos. Eso nos alimentó a muchísimos. Creo que la literatura infantil en Colombia tiene que ver con esas lecturas que tuvimos cuando llegaron esas colecciones. Corrieron el velo del costumbrismo para contar de una manera más contemporánea la vida a los niños, cosa que no estaba presente.
Entonces toda esta generación en la que estaba Triunfo Arciniegas, Ivar Da Coll, Yolanda Reyes, Pilar Lozano, Celso Román, nos nutrimos de las colecciones que tuvimos en ese momento y dimos un brinco; abrimos trocha. Logramos romper ese encierro costumbrista en el que estábamos aquí, mientras que en Argentina, en Cuba, en Brasil, la literatura infantil y juvenil explotaba. Desde María Elena Walsh en adelante en Argentina, los autores se desbordaron en imaginación, en temas, en géneros. Lo mismo en Brasil. Y la poesía en Cuba sería de un nivel asombroso.

Pienso que nos hemos ido nivelando de alguna manera. Pienso que en cada país latinoamericano ya hay excelentes autores, hay búsquedas. Que por lo menos ya nos conectamos, por que era muy difícil tener literatura de otros países latinoamericanos. Salía muy caro. Pero por fortuna hay mucha más circulación y podemos acercarnos a lo que está pasando en cada uno de estos países. Y creo que ahora podemos hablar de literatura de calidad, es decir, competir sin sonrojarnos en cualquier lugar del mundo.

LC: Cuéntanos de tus proyectos a futuro

Irene Vasco: Por un lado, seguir trabajando con las comunidades indígenas. Por otro lado con Jairo en la propuesta de la imprenta manual, que es una herramienta formidable para formar lectores. Y por el otro lado, con los libros digitales. Mi esposo y yo tenemos una editorial, www.emilibro.com y estamos transformando por lo pronto, el plan lector de Editorial Panamericana, el plan lector virtual, a libros digitales, que no son ePub ni animaciones. Son libros hechos en una plataforma que Colciencias ya certificó como una plataforma colombiana de alta tecnología. Son libros reales, son libros donde se puede escribir, pintar, tomar notas al margen, que existan en la nube y que también estén albergados en los equipos. Que se puedan ver en cualquier equipo, sea Microsoft, Mac o tabletas. Que estén abiertos al universo y que estén conectados al ecosistema.

LC: ¿Cuál es tu postura frente a libros digitales y el futuro del libro?

Irene Vasco: Yo pienso que ahí no hay mucha discusión. Los libros digitales existen aunque no son tan populares en algunos países . Tenemos que tratar de producir el mejor catálogo de libros digitales posible, con la mejor tecnología posible, no solo para los centros urbanos, donde el libro en papel está presente, si no para aquellos lugares remotos donde el libro en papel no llega. El acceso al libro es muy difícil, las pequeñas colecciones que manda el Estado nunca son suficientes. En cambio, programas como Computadores para educar sí están presentes.

LC: ¿Qué mensaje le dejas a nuestros lectores?

Irene Vasco: Que la palabra escrita, desde la lectura o la escritura, siempre va a abrir universos que van a nutrir, que van a enriquecer sus vidas y que ojalá esta posibilidad sea de todos.

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