La regla
El guardián de la rectitud
Imagina que eres un niño hace unos 10,000 años, en una civilización temprana que recién empieza a asentarse junto a un río. Estás sentado en la arena, trazando líneas en el suelo con una ramita. Has descubierto que, cuando las líneas son rectas, puedes hacer cosas asombrosas: construir chozas más sólidas, crear cestas simétricas, o incluso dividir un campo de cultivo en parcelas iguales. Sin saberlo, acabas de encontrar la razón de ser de un objeto que cambiaría la historia: la regla, la herramienta que domestica las líneas.
De cuerda a madera
Al principio, las reglas no eran tan rígidas como las de hoy. Eran simples cuerdas con nudos, usadas por los egipcios para medir las tierras después de las crecidas del Nilo. ¿Y cómo era posible? Muy fácil: estiraban la cuerda y contaban los nudos. Después, los babilonios llevaron la idea un paso más allá y tallaron líneas en tablillas de arcilla. ¡Imagínate eso! Una herramienta que siempre decía la verdad, una línea recta que guiaba a todos hacia la precisión.
El rey de las líneas
Con el tiempo, las reglas se hicieron de madera, de marfil o de metal. Los antiguos griegos y romanos las usaban para levantar monumentos que parecían tocar el cielo. La regla era como un pequeño monarca que gobernaba sobre todas las construcciones, desde los templos de mármol hasta las casas humildes. Y es que, si las líneas no eran rectas, nada se mantenía en pie.
La regla moderna
En el siglo XVIII, apareció una nueva versión de la regla, con números grabados en ella para facilitar las medidas: la regla graduada. Esta invención fue una auténtica revolución para los carpinteros, arquitectos y científicos, quienes ya no solo podían dibujar líneas rectas, sino también medirlas con precisión. Desde entonces, la regla ha acompañado a estudiantes, ingenieros y artistas, ayudando a transformar ideas en creaciones.
Más que una simple herramienta
Aunque las reglas modernas puedan parecer comunes, no hay que olvidar que son herederas de una larga historia. Siguen siendo guardianes de la rectitud, recordándonos que la precisión no es solo una cualidad de los objetos, sino también de las ideas y los sueños que construimos con ellas. Porque en cada línea recta trazada con una regla, hay un pequeño homenaje al ingenio humano, ese que siempre busca el equilibrio y la perfección.